Múltiples estudios sobre “Los efectos del desempleo” han puesto en evidencia las repercusiones que suele acarrear el desempleo en la vida, social, política, cultural y, muy especialmente, en la propia persona desempleada y su inmediato entorno familiar y comunitario.

Ya sabemos cuales son manifestaciones psicológicas más frecuentes en estas personas, entre ellas se encuentran:

·         Malestar e insatisfacción con la vida presente, incertidumbre, desconcierto existencial, pesimismo, depresión, desesperanza y/o desmoralización.

·         Sentimientos de inseguridad, vulnerabilidad e indefensión, de fracaso, ineficacia, frustración e injusticia.

·         Pensamientos y emociones referidas a uno mismo, negativas.

·         Alteración de las rutinas diarias. 

·         Déficit de Roles; status, poder, prestigio, reconocimiento e identidad sociales, dependencia económica, restricción en las interacciones sociales.

·         Alienación profesional. La degradación de competencias laborales que lleva, en muchos casos, al desmorone de los proyectos vitales y puede inducir, como consecuencia, a la caída en conductas evitativas, como la ingesta de alcohol, fármacos u otras drogas.

Este es el panorama psicológico al que se enfrentan cada día, millones de personas en España.

Estos pensamientos y sentimientos pueden llegar a ser tan intensos y desgarradores que condenen a quien los padece perder el control de su propia vida. Tener esto en cuenta y acudir a un buen profesional, en el caso de que el sufrimiento emocional nos supere, es fundamental para recobrar el control vital y afrontar la situación actual de una forma más ajustada a la realidad.

Ver también: Consejos para superar entrevistas de trabajo